Escasez de recursos
Área: Medio ambiente — Martes, 18 de Septiembre de 2012
Diversos estudios apuntan a la escasez de recursos naturales
con la que nos tendremos que enfrentar en relativamente poco tiempo.
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Los informes sobre los problemas medioambientales parece que
ya hacen mella en los políticos, al menos sobre algunos políticos retirados que
ya no dependen de los votos. Un grupo de 40 líderes mundiales que incluyen a
Bill Clinton o a Nelson Mandela advierten que la humanidad necesitará el
equivalente en agua de 20 ríos Nilo para 2025 para poder abastecer de comida a
una cada vez numerosa población mundial.
Factores como el cambio climático reducirá el suministro de
agua a algunos países superpoblados como China e India en un plazo inferior a
las dos décadas.
El líder canadiense Jean Chretien dijo que el futuro impacto
político de esta escasez de agua puede ser devastador. Un ejemplo lo tenemos
ya, según él, con el río Jordán en Oriente Medio.
Según el estudio del InterAction Council, el Consejo de
Seguridad de la Naciones Unidas debería considerar este problema del agua como
una de sus preocupaciones más importantes.
Cada año el ser humano usa 2800 kilómetros cúbicos de agua
dulce procedente de ríos y lagos. Con mil millones de personas más para 2025,
la agricultura mundial necesitará de otros 1000 kilómetros cúbicos de agua
anuales para alimentarlas. Esa cantidad de agua es el equivalente a 20 veces la
que aporta el Nilo o 100 veces la que aporta el río Colorado.
La mayor demanda se dará en China, India y EEUU debido al
aumento de la población y al crecimiento económico. Para 2030 las demandas de
agua dulce de sólo China e India excederán las reservas actuales.
El cambio climático agravará el problema y las sequías e
inundaciones serán más frecuentes.
UN-Water coordina los esfuerzos de las Naciones Unidas sobre
asuntos relacionados con el agua y ha organizado un congreso de políticos para
el 25 de septiembre para buscar formas que hagan concienciarse sobre este
asunto.
El informe señala conflictos políticos que ya tienen una
componente relacionada con el agua, como la lucha por los acuíferos entre
palestinos e israelitas, entre Irán y Afganistán sobre río Hirmand o entre
Egipto y otras naciones por el Nilo.
Una manera sencilla de ahorrar agua es arreglar las cañerías
que la transportan. Se calcula que un 40% del agua corriente municipal se
pierde antes de llegar a las viviendas. Otra es elegir el tipo de cultivos más
adecuados. En casos como Israel, en donde el agua escasea, es mejor plantar olivos
o palmeras datileras que naranjos.
El informe dice que las mejoras en el abastecimiento de agua
hará que las naciones necesiten 11.000 millones de dólares cada año. Se estima
que por cada dólar gastado en este sentido se recuperan de 3 a 4 en la economía.
En la actualidad mil millones de personas no disponen de
agua dulce y 2000 millones sólo tienen acceso a agua no potable. Cada día
mueren 4500 niños por enfermedades derivadas de la mala calidad del agua.
Por otro lado, el economista y ecólogo Kenneth Hermele
señala que la superficie finita del planeta limitará pronto la comida que
comemos, el ganado que tenemos, el combustible que quemamos, el papel de
nuestros libros o el algodón de nuestra ropa. Se necesitará todas estas cosas y
más para los 9000 millones de personas que seremos dentro de poco.
En su tesis Hermele trata de demostrar que la lucha por la
tierra se está intensificando rápidamente. Este investigador ha estado
realizando estudios de campo en Brasil, donde la caña de azúcar se ha venido cultivando
para obtener etanol desde hace 40 años. Según él, incluso en un país tan grande
como Brasil no hay tierra de cultivo suficiente para obtener biocombustibles,
comida o ganado sin que afecte a la biodiversidad o al clima. Según Hermele lo
mejor sería preservar los bosques para poder estabilizar el clima.
Aunque la caña de azúcar no crece en la selva, los cultivos
de caña reemplazan los cultivos se soja que se trasladan a lo que era
previamente selva amazónica o a pastos para el ganado de la misma procedencia.
La pugna por tierras de cultivo se ha intensificado
fuertemente en años recientes. Los países ricos toman el control de la tierra
de cultivo de los países pobres a través de acuerdos. El resultado es la
desaparición de los recursos ecológicos de estos países pobres, la
deslocalización en ellos de industrias contaminantes o directamente se les usa
como vertedero de productos peligrosos.
“Uno de los resultados de esta lucha por la tierra es la
reaparición del fenómenos de acaparamiento de la tierra”, dice Hermele. Añade
que los acaparadores de la tierra cubren un amplio espectro, desde gobiernos de
países a compañías de fondos de pensiones que usan la tierra de los países en
desarrollo para especular. El patrón tiene reminiscencias de la división colonial
del trabajo.
Hace unas semanas se lanzó la voz de alarma debido a que ya
hay algunos países africanos en los que el 50% de la tierra de cultivo está en
manos extranjeras, principalmente de China.
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